Mi cumpleaños me desagrada en extremo. Es una fecha maldita que anuncia el comienzo de un periodo de lagrimas, desconfianza y dolor que dura hasta que los muertos regresan a sus moradas.
Perdí a mi hijo a la ignorancia sin arrepentimiento y venenosa desatención de su madre el día que le siguió. Un odioso regalo.
Que seguirá ahora?